La Ritidoplastia es un procedimiento diseñado para eliminar el exceso de piel facial y corregir los cambios angulares causados por la gravedad y el envejecimiento, tanto en la piel como en los huesos.

A medida que pasa el tiempo, factores como la pérdida de elasticidad de la piel, la exposición al sol, la gravedad y los movimientos faciales repetitivos contribuyen al relajamiento cutáneo. Esto resulta en un exceso de piel laxa, resaltando arrugas y pliegues, y perdiendo los ángulos naturales del contorno facial. Además, la reabsorción ósea con los años puede hacer que la mandíbula y los pómulos sean menos prominentes, contribuyendo al descenso de la piel.

La Ritidoplastia no pretende detener el proceso de envejecimiento facial, sino disimularlo mediante la comprensión de sus elementos. Puede implicar la eliminación del exceso de piel, la suavización de líneas de expresión al tensar la piel y los músculos faciales, y la recreación de los ángulos faciales adecuados. La reabsorción ósea puede requerir rellenos faciales, osteotomías o la colocación de prótesis, especialmente en áreas como el mentón.

Existen diversas técnicas con variaciones en las incisiones según el área tratada. Las tres áreas fundamentales incluyen la región frontal (cuero cabelludo y párpados), la región de las mejillas (incisiones preauriculares) y la región cervical (frente de la oreja y, posiblemente, debajo del mentón).

La duración de la cirugía varía entre 3 y 7 horas, dependiendo de las áreas tratadas. Puede realizarse con anestesia local, sedación o anestesia general. Antes de decidir someterse a esta cirugía, es crucial considerar cuidadosamente las expectativas y discutirlas con el cirujano plástico, comprendiendo que si bien mejora el aspecto, no revierte completamente los efectos del envejecimiento.

Los candidatos ideales son hombres y mujeres mayores de 40 años con exceso de piel, pérdida de tono muscular y/o cambios en los ángulos faciales. Deben estar en buen estado de salud emocional, con expectativas realistas.

Antes de la cirugía, se realiza una evaluación exhaustiva del estado de salud, antecedentes médicos y características faciales. Se discuten expectativas, opciones, limitaciones, riesgos y cuidados. Se deben informar condiciones como hipertensión, problemas de cicatrización, tabaquismo y consumo de medicamentos que aumentan el sangrado.

Tras la cirugía, se utilizan drenajes y vendajes compresivos para prevenir hematomas, retirándolos al día siguiente. Los puntos de los párpados se retiran entre el 3º y 5º día. El dolor es mínimo y se gestionará con analgésicos. Los pacientes pueden levantarse y caminar al día siguiente, y podrán retomar sus actividades cotidianas entre el 10º y 15º día.

Se deben seguir estrictamente los medicamentos prescritos. Durante el primer mes, se pueden experimentar morados que desaparecerán gradualmente. Se recomienda evitar actividades físicas intensas, fumar, piscinas, saunas y la exposición directa al sol por al menos 3 meses. La sensibilidad y la sensación de tirantez se recuperarán en aproximadamente un mes, aunque algunos pacientes pueden tardar hasta 6 meses.

Signos de alarma incluyen aumento del volumen facial, dolor persistente, cambios en la coloración de la piel, visión borrosa permanente, vómitos incontrolables o problemas respiratorios.

Las complicaciones son mínimas si las condiciones médicas están controladas y se siguen las indicaciones del cirujano. Pueden incluir hematomas, necrosis cutánea (evitada al dejar de fumar), y cicatrices gruesas o ensanchadas.

Cada individuo es único, por lo que es esencial discutir con el cirujano plástico las expectativas y particularidades del procedimiento.

Recuerde que esta información es general y consulte con su cirujano plástico para detalles específicos y expectativas personales.